Organización que promueve que jóvenes ejerzan sus derechos, cumplan sus sueños y colaboren en la construcción de una sociedad más justa e incluyente.
Yo llegué a Servicios a la Juventud como su directora en 2018, quizá el reto profesional más complejo que he enfrentado. Me comprometí a acompañar a la organización 6 años, con la intención de promover su consolidación. Si bien en sus primeros 32 años la organización creció, se dio a conocer y logró tener grandes logros, faltaba avanzar en su institucionalización. Esa fue mi misión.
Para lograrlo, empezamos por desarrollar su teoría de cambio y hacerla fácilmente comunicable, pues al ser una organización tan compleja y con audiencias tan diversas era necesario poder plasmar todo lo que se hacía en un solo infográfico. También, avanzamos en la alineación de sus proyectos, programas y modelos, tanto en sus indicadores como en sus currículas y contenidos formativos. Por lo cual, creamos el área de Evaluación e Innovación.
Para avanzar en su consolidación, fue necesario incrementar y diversificar sus ingresos. Cuando inicié el proceso de acompañamiento la organización tenía una dependencia de hasta el 60% en una sola fuente de financiamiento, 6 años después ningún donante sobrepasa el 10% del total del presupuesto. Y además, logramos crear una fuente de ingresos autogenerada, pues creó un área de consultoría para fortalecer organizaciones, principalmente aquéllas que trabajan con jóvenes. En total, y a pesar de la pandemia, la organización triplicó sus ingresos durante mi gestión.
Pero lograr ese crecimiento, también implicó fortalecer al equipo, orientar su trabajo a través de objetivos específicos, así como crear más lazos de confianza. Por eso, durante este período tuvimos una serie de encuentros nacionales con el equipo, uno de ellos inclusive para diseñar en conjunto nuestra planeación trianual. Además de miles de horas de formación y acompañamiento, virtual y presencial.
Y, además, fue necesario mejorar su comunicación y posicionamiento de marca. Recuerdo cuando iniciaba a trabajar con SERAJ, una amiga me dijo “lo primero que les haces es cambiarles la web, parece blog feo” y eso hice. Cambiamos web, mejoramos la marca, consolidamos un discurso y todo ello, gracias al talento de personas jóvenes que proponían mejoras e innovaciones.
En SERAJ aprendí que la mejor manera de avanzar es confiar en el equipo, dejarse sostener por él y promover las mejoras que son necesarias de acuerdo a su propia retroalimentación. Las organizaciones no dependen de una persona, son la suma de talentos de quiénes las integran.